La bodega de la Aldea de Buscaros une modernidad y tradición. Sus novedosas instalaciones, y los últimos desarrollos en gestión y tecnología, se fusionan con el saber hacer tradicional.
La fermentación, en un primer lugar, se lleva a cabo en barricas de acero inoxidable, que presentan un sistema avanzado de control de temperatura. Posteriormente, el vino se añeja en barricas clásicas de roble Allier francés, durante 12 meses. Lo innovador y lo clásico se unen con un mismo fin: ofrecer un vino exclusivo, de una calidad inmejorable.
Además, durante todo el proceso, se establecen rigurosos controles y métodos de selección, que garantizan la excelencia de los vinos de Aldea de Buscarós.